Lleva el deporte en la sangre desde pequeña, cuando la localidad asturiana de Langreo la vio nacer, y fue precisamente una oposición para el puesto de gerente del Servicio Municipalizado de Deportes del Ayuntamiento de Burgos la que le trajo hasta la capital burgalesa hace ya más de 20 años. Desde entonces es la cabeza visible a nivel organizativo de los Juegos Escolares Municipales, y en Burgos ha echado raíces junto a su marido Ricardo y los tres hijos con los que ya cuenta la pareja, Ricardo, Olaya y Juan, por este orden.
Nuria Blanco Toledo, nuestra protagonista, rezuma energía y vida saludable por los cuatro costados y, con ella, toda su familia, en la que encontramos amantes de la BTT -sus cinco miembros- y practicantes de la gimnasia, la natación, la hípica o el motocross, deportes que de forma individual o por partida triple se reparten sus hijos.
Es lo que se llama predicar con el ejemplo, ya que si su responsabilidad es la organización del deporte escolar para los numerosos centros docentes de la capital, que mejor que ser la primera en tirar del carro a la hora de demostrar que el deporte dignifica y le ayuda a uno a crecer en valores.
Por eso Nuria no ha dejado nunca de practicar deporte, distintos deportes como la gimnasia (trampolín), cuando era niña, o el atletismo (ha disputado cuatro maratones), duatlón y triatlón, estos siendo ya adulta. Sin embargo, ha sido el último al que se ha acercado, el ciclismo y su modalidad de BTT (bicicleta todo terreno o mountain bike), el que desde que se iniciara en él hace solo cinco años, en 2015, la tiene enganchada.
Tanto, que más valiente que nunca decidió hace unos meses echarse la manta a la cabeza e inscribirse en la Titan Desert 2020, prueba de BTT que se disputará en Marruecos el próximo mes de septiembre a lo largo de seis etapas y un total de 640 kilómetros.
Los inicios: cross, media maratón y maratón
Pero vayamos al principio y a ese primer contacto de Nuria Blanco con el mundo del deporte, en su Langreo natal. «Desde niña me gustaba mucho la gimnasia y, sobre todo, la modalidad de trampolín y doble minitramp que empecé a practicar en el Club Gimnasia Langreo. De hecho en aquella época vine varias veces a Burgos para participar en concentraciones del sector norte de España con gimnastas de Galicia, Cantabria, País Vasco y Castilla y León, así que parece que estaba ya predestinado que años después volvería por aquí«, recuerda.
Tras colgar el maillot y volcarse en los estudios, acabar su carrera de INEF en León y asentarse en Burgos, crear una familia junto a Ricardo Iglesias, su marido, y dar a luz a sus tres hijos, Nuria se vio de repente en 2015 con su vida ya perfectamente encarrilada, pero con la necesidad de incorporar a ella algo que ya estaba echando de menos: el deporte.
«Estábamos de vacaciones en Almería con unos amigos con los que solíamos jugar al pádel de una forma tranquila, sin tomárnoslo muy en serio, al menos por mi parte, y varios de ellos iban a salir a correr, así que me apunté. Fue entonces cuando me di cuenta de que necesitaba darle a mi cuerpo algo más de energía y empecé a incluir el deporte en mi agenda diaria. Juan, el pequeño de mis hijos, tenía ya 5 años, y salir un rato a correr todos los días me servía de oxigenación. Me apunté al equipo de Burgos Corre para entrenar con Diego Ruiz y Patricia Landáburu, y enseguida me animé a correr pruebas de 5 y 10 kilómetros, y hasta alguna carrera de montaña», relata Nuria Blanco.
De ahí pasó a atreverse con la media maratón, corriendo la primera de ellas en León, donde había estudiado, y tan serio empezó a tomarse lo de salir a correr, que cuando quiso darse cuenta ya había disputado hasta cuatro maratones. «Corrí primero la maratón de Madrid, luego la de Burgos, más tarde la de Sevilla y por último la de Valencia, en la que hice una marca de 3 horas y 30 minutos de la que estoy muy orgullosa«, nos sorprende nuestra protagonista.
La BTT, el duatlón y el triatlón
Pero, intrépida que es ella, Nuria sentía que el cuerpo no le respondía todo lo que ella quería, y por razones de salud decidió dar otra vuelta de tuerca a su vida. «Mi forma de correr no era buena y después de tres partos mi suelo pélvico empezaba a resentirse. Además, mi marido, que había practicado el motocross de joven pero llevaba ya muchos años haciendo ciclismo, empezó a animarme para que yo también lo practicara y empecé a coger la bicicleta de montaña para salir con él y mis hijos».
Y, tan en serio se lo tomó, que no tardó en apuntarse a la Modumarcha de Modúbar de la Emparedada, a su prueba corta, que era de 32 kilómetros, y logró terminarla. «Acabé y me di cuenta de que tenía capacidad de mejora, que me faltaba técnica y tenía miedo en las bajadas, pero que no se me daba mal, así que empecé a tomármelo en serio y a participar en varias pruebas del Circuito Provincial de BTT«, caso de las de Oña, Poza de la Sal, Briviesca, Covarrubias, Santa María del Campo o Milagros.
Ya tenía el punto cogido al atletismo y también al ciclismo, nadar lo había hecho desde niña y se defendía en ello como pez en el agua, así que es fácil adivinar qué otro deporte se atrevió Nuria Blanco a incluir en su larga lista de actividades para cultivar el cuerpo: el triatlón.
«Me animé gracias a José Mariscal ‘Falio‘», impulsor del triatlón entre los escolares burgaleses y un referente de este deporte en Burgos, «y me tuve que comprar una bicicleta de carretera, la primera que entraba en mi casa, ya que muchos triatlones o duatlones no eran de montaña y el sector de ciclismo era por carretera».
Y entre ellos, Nuria disputó el triatlón de Zamora, Aguilar de Campoo o Pampliega, entre otros, todos ellos como independiente, pero poco después se sacó la licencia federativa por el Club Ciclista Burgalés. «Estar federada era lo mejor por todo, el tema del seguro y demás, pero sobre todo porque si quería participar en pruebas importantes lo ideal era hacerlo representando a un equipo y a una ciudad, así que me saqué la licencia por el Club Ciclista Burgalés, en el que también están federados mi marido y mi hijo mayor, Ricardo».
A por la Titan Desert, emblema de la BTT
Una vez enganchada a la BTT, poco a poco Nuria Blanco empezó a atreverse con pruebas de renombre y una gran exigencia, caso de la Bike Aragón, Los 10.000 del Soplao en 2019 y el Desafío de Helios disputado este mismo año entre Villasur de Herreros y Lerma.
Una carreras que le llevaron a convencimiento de que para ella no hay imposibles y le animaron a inscribirse en la mítica Titan Desert que vivirá el próximo mes de noviembre su 15.ª edición después de no poderse celebrar el pasado mes de abril por culpa del COVID19.
«El deporte me lo tomo ahora como un reto, y la Titan Desert va a ser un reto, aventura y afán de superación. Cada vez me siento más fuerte a nivel interior y físico y creo que ahora es el momento. Sé que es difícil y no sé si será capaz de terminar, pero para mí lo importante es disfrutar de cada kilómetro, y hasta donde llegue, sin presión ninguna. Soy consciente de mis limitaciones, pero al mismo tiempo el BTT me divierte, y con ello voy avanzando. Y ahí están los resultados, de los que estoy muy contenta», detalla orgullosa Nuria.
Y es que siente que cada vez que sale con su bicicleta al mundo exterior, todo cambia a su alrededor, sensación de la que quiere que también se impregnen sus hijos. «La conexión que tengo con la bici y la naturaleza a mí me aporta muchísimo. No quiero ser modelo para nadie, pero sí que mis hijos vean a través de su madre que si deseas algo con muchas ganas, se puede conseguir, que vean ese afán de superación. Además, la familia que hace deporte unida, permanece unida«.
De hecho también su marido se ha inscrito en la Titan Desert 2020 y allí estarán los dos, en la salida en la localidad de Boulmane Dades, para afrontar una dura carrera que se disputará entre el 2 y el 7 de noviembre sobre un total de 639 kilómetros y 7.629 metros de desnivel positivo.
Reivindicación del papel de la mujer
«Al principio me decían tanto él como mis hijos que si estaba loca, pero al final él también se ha animado y allí estaremos los dos. Además, el aplazamiento de abril a noviembre me ha venido muy bien para poder entrenar mucho más«, una preparación que lleva a cabo a las órdenes del soriano Joselu Miranda, uno de los españoles más destacados en el mundo del BTT y que ya ha ganado varias etapas en la Titan Desert.
Su intención además acudiendo a esta prueba es la de demostrar que la mujer también puede prepararse para afrontar este tipo de retos. «Podemos hacer muchas más cosas de las que nosotras mismas pensamos. Es solamente cuestión de organizarse para entrenar, porque yo trabajo, tengo tres hijos y consigo sacar el tiempo para ello. Tenemos que buscar ese momento para nosotras, ese tiempo de desconexión, y si enganchas a ello a toda la familia pues es mucho más fácil de que lo entiendan. No concebimos la educación en nuestra familia sin una herramienta tan importante como la del deporte».
Además, cada vez son más mujeres las que acuden a pruebas de BTT y a ello quiere animarlas Nuria. «Poco a poco se van animando más y la verdad es que nos sentimos muy arropadas. Me siento una más, siempre mujer, pero una más. El público nos anima mucho y los hombres son muy respetuosos con nosotras y muy solidarios. El ambiente es muy bueno en general y por eso animo a las mujeres a hacer deporte, BTT o cualquier otro».
Y en ello está la familia Iglesias Blanco, cuyo primogénito, Ricardo, milita en el Club Ciclista Burgalés y el Club Natación Castilla; en tanto que Olaya, la segunda, hace atletismo con el Image FDR y gimnasia con el Club Gimnástico Burgalés; y el pequeño de la familia, Juan, monta a caballo en el Centro Ecuestre Miraflores y también practica la gimnasia en el mismo club que su hermana. Y por si fuera poco, los tres, siguiendo los pasos de sus padres, también le dan al motocross y la natación.
Y así dejamos a Nuria Blanco Toledo, que para que nada se le escape acudirá próximamente a un Campus de BTT de Descenso que se disputará en Zarautz del 13 al 18 de julio. Queda claro que para la Titan Desert, a preparación, no le va a ganar nadie.
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