- El Colegio María Mediadora, el Colegio Niño Jesús, centros docentes de la Ribera del Duero y la Ribera del Arlanza, de Alar del Rey (Palencia) y de Reinosa (Cantabria), el CRIEB de Fuentes Blancas y, finalmente, el Colegio Antonio Machado, le han visto inculcar a los niños la importancia de la práctica deportiva y recoger de todos ellos un cariño enorme.
«Papás, mamás, abuelos/as y, por supuesto, niños/as. Ha llegado la hora de mi jubilación y quiero despedirme de ustedes. Me hubiera gustado hacerlo con un estrechamiento de manos, una palmada, un abrazo, un beso… pero en la situación actual es imposible. Que conste que no os voy a abandonar, que os echaré una mano siempre que sea necesario para ayudaros a que sigáis participando en los Juegos Escolares. Creo que me voy con la satisfacción del deber cumplido. Un saludo a todos/as y hasta pronto».
Con estas palabras a modo de resumen, cuyo texto íntegro y un lapicero de recuerdo entregó a cada uno de los alumnos y profesores del centro, se despedía el pasado viernes 23 de octubre Alfredo Cuesta Guadilla ‘Chatu’ del Colegio Antonio Machado, su casa docente como profesor de Educación Física durante los últimos quince años y dos meses, los dos meses de este último curso escolar 2020-21 que ha decidido no concluir -aunque podía- porque se le estaba haciendo «muy cuesta arriba».
Días atrás comunicaba a la directora del colegio, Raquel Gómez Barrio, que se estrena este curso en el cargo, su decisión de poner fin a su carrera ahora que, por edad, podía hacerlo, y no solo encontró la comprensión de su parte y de sus compañeros docentes, sino el afecto y cariño de todos plasmado en una fiesta de despedida celebrada en el patio del centro y respetada por la lluvia, presente en Burgos durante toda la jornada pero que, como aliada necesaria, dio una tregua a las 13.15 horas de este penúltimo viernes del mes de octubre.
Aplausos a barullo, palabras de agradecimiento por todos los costados, numerosos regalos y, sobre todo, las sonrisas y miradas de complicidad, también con algo de pena, de ‘sus niños’, ya están grabadas para siempre en la memoria de Alfredo Cuesta, que no paró de oír aquello de «¡Adiós Chatu!, ¡hasta siempre, Chatu!, ¡te echaremos de menos, Chatu!».
Su último día como docente en el Colegio Antonio Machado
«No me lo esperaba para nada. Ha sido una mañana continua de sorpresa en sorpresa, y yo sin saber nada, pero el homenaje final en el patio, con todos los niños y los profesores esperándome, ha sido el no va más. Siempre me he sentido bien considerado en los colegios en los que he estado, y este último acto viene a poner el broche a todos estos años», comentaba Alfredo Cuesta a Forofos Burgos a la par que se despedía de los alumnos, ansiosos por saludar a un nuevo fin de semana de esparcimiento.
Y de la sorpresa, el ya exprofesor de Educación Física del Colegio Antonio Machado de Burgos, pasaba a un agradecimiento global en el que pedía perdón si se olvidaba de alguien. «Estoy muy agradecido a los niños, a mis compañeros profesores, a los padres, a los medios de comunicación de Burgos por vuestra divulgación de los Juegos Escolares, mencionando aquí especialmente a Mónica Puras, de Diario de Burgos, que lleva muchos años haciendo un trabajo sensacional… y en definitiva, no me quiero dejar a nadie, a todos los directores de los colegios por los que he ido pasando a lo largo de más de treinta años dedicado a que los niños amaran el deporte y los valores tan bonitos que nos enseña».
Enseñando deporte por Burgos, Palencia y Cantabria
Y es que la trayectoria de Alfredo Cuesta como docente de Educación Física ha sido larga y diversa, y habla de unos inicios -solo un año cubriendo una baja- en el Colegio María Mediadora, para luego pasar otros dos en el Colegio Niño Jesús y a partir de ahí emprender un largo destierro: Colegio Simón de Colonia de Aranda de Duero, Colegio de Peñaranda de Duero, profesor itinerante en pueblos de la Ribera del Duero (Caleruega, Baños de Valdearados, Arauzo de Miel, Villanueva de Gumiel…) y la Ribera del Arlanza (Villalmanzo, Zael, Villamayor de los Montos), dos años en un colegio de Reinosa (Cantabria), nueve años en otro centro de Alar del Rey (Palencia), el CRIEB de Fuentes Blancas, ya de regreso a Burgos; y por último, sus quince cursos finales y dos meses en el Colegio Antonio Machado. En definitiva, una maratón con premio en lo alto del podio.
Por eso, su despedida de este pasado viernes era una mezcla de sensaciones fáciles de comprender. «Me da alegría ver tanto cariño hacia mí, pero pena a la vez al ver que se acaba tu carrera y, sobre todo, por tener que estar todos detrás de una mascarilla. No poder abrazar, besar, estrechar la mano, dar una palmada, es muy duro para quien como yo siempre ha estado rodeado de niños».
Y sobre todo, y pone ahí el énfasis Alfredo Cuesta y el verdadero motivo de cerrar su larga etapa como docente solo dos meses después de iniciarse el curso escolar 2020-21, que se le estaba haciendo «muy duro tener que dar clase siempre guardando la separación entre alumno y alumno, todos con la mascarilla puesta, y estar pendiente cada día de que nadie se contagiara, me estaba superando. Además, sin poder organizar competiciones de ningún tipo, sin Juegos Escolares, que no sé si este año se celebrarán, etc, creo que ahora era lo mejor y así se notará menos mi ausencia».
La ‘marea amarilla’ del Antonio Machado
Su vacante en el Colegio Antonio Machado ya está ocupada desde este lunes por una nueva profesora llegada desde Palencia, a la que Alfredo fue a dar el relevo para enseñarle los medios e instalaciones que tendrá a su disposición a partir de ahora, y a la que deja un centro docente modélico a lo largo de los últimos años en cuanto a su implicación en el deporte escolar y los resultados obtenidos por sus alumnos.
Deportes como el triatlón, el duatlón, la orientación, pero sobre todo el bádminton y el atletismo en pista y en campo a través, han visto destacar y triunfar a ‘sus niños’, esa enorme ‘marea amarilla’ que identifica claramente a los alumnos-deportistas del Antonio Machado, siempre capitaneados, allí por donde han ido a lo largo de estos últimos quince años, por Alfredo Cuesta, su entrenador que ya no estará al pie del banquillo.
De hecho, varios de los mejores jugadores del Club Bádminton Burgos, caso de Patricia Peña o los hermanos Elena y Carlos Dueñas, han salido de las aulas del Colegio Antonio Machado y años atrás lograban para el centro burgalés el título de campeones de España escolares. Además, el atleta Víctor Illera (Image FDR), los esgrimistas Gonzalo Mahamud y los hermanos Alegre (Saes-Bu), entre otros muchos deportistas burgaleses, también aprendieron a amar el deporte gracias a la labor de Alfredo Cuesta.
El adiós de sus compañeros
Los que más cerca han estado de Alfredo a lo largo de estos últimos 15 años han sido el resto de profesores del Colegio Antonio Machado, los actuales y otros que se jubilaron antes que él, y en representación de todos ellos le despedía con gran cariño su directora, Raquel Gómez.
«Durante estos últimos días me he sentido un poco triste al ver que llegaba su último día y que Alfredo de lo que tenía ganas era de poder despedirse de otra manera, con un abrazo de cada uno, y nosotros habiendo hecho un acto más especial y multitudinario que por las circunstancias sanitarias actuales no hemos podido hacer. Aun así, lo importante es el cariño que se lleva de todos los niños, de los profesores, de muchos de los padres, y cómo se ha emocionado al ver tanto afecto unido. Es muy conocido en todo Burgos por su labor en los Juegos Escolares y por ir siempre con nuestros alumnos allí donde tuvieran que competir, sábado o domingo, quitándose tiempo de estar con su familia, y la verdad es que todos le vamos a echar mucho de menos», señalaba emocionada la directora de nuevo cuño del Antonio Machado.
Pero Alfredo Cuesta no se va a quedar parado «porque he sido maestro por vocación. Por eso me voy a dedicar a partir de ahora a la promoción por los colegios de los juegos populares tradicionales, los deportes autóctonos que se llaman ahora, e incluso ya me han llamado de algún equipo de atletismo para que les eche una mano. El deporte es salud y los valores que nos transmite son muy buenos para los niños y su educación. Pero ahora voy a descansar un poco y cuando se pueda volveremos a dar guerra».